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Felipe IV

50 reales. 1626. Segovia. Real Ingenio, A superada de cruz. A/ PHILIPPVS IIII D G. R/ HISPANIARVM REX 1626. Leyendas separadas con adornos tipo camafeo engarzado. CA-239. Golpes en canto. Hojita en anv. y ligera plata agria. MBC. Escasa.

Ex HSA-10613
Como hemos comentado antes, la acuñación de estas piezas era excepcional y sólo podía hacerse mediante una orden directa del rey. La mayor licencia concedida a un personaje concreto de la nobleza, fue la otorgada en 1626 al Marqués de Eliche, al que se dio permiso para hacer 3 centenes y 300 cincuentines, que ya estaban fabricados a finales del mes de julio. La documentación es muy clara, según apuntó el superintendente del Ingenio en una carta del 9 de julio de este año: "Ayer, miércoles a la tarde, llegó aquí un capellán del señor Marqués de Eliche con un decreto de el señor Presidente de Hacienda (el Licenciado D. Baltasar de Gilimón de la Mota) en que ordena que para el señor Marqués de Eliche se hagan doblones de ciento y reales de cincuenta, y medios reales, y trae en doblones y reales 3.000 ducados para ello...". Las monedas comunes de plata y oro que trajo el capellán para este propósito, fueron fundidas y reacuñadas en tres semanas, según informó el superintendente al secretario en una carta del 28 de julio: "El capellán del señor Marqués de Eliche fue despachado hoy, miércoles; lleva tres doblones de a cien escudos, 300 reales de a cincuenta hechos con cuño nuevo excelentes, y dos mil reales en medio reales y sesenta doblones de a ocho" . Estas piezas llevan la marca de ensayador A superada de Cruz, correspondientes a Esteban de Pedrera.
Esta Licencia fue totalmente excepcional y sólo se explica por la situación política del momento. En 1626, se encontraba en su apogeo el poder del entonces valido de Felipe IV y primer ministro de la Monarquía Hispánica Don Gaspar de Guzmán y Pimentel, Conde de Olivares, Grande de España, y desde enero de 1625 Duque de Sanlúcar la Mayor, por lo que suele ser conocido como el Conde-Duque de Olivares. En agosto de 1624, el Rey le concedió el título de Marqués de Eliche para los primogénitos de su Casa e inmediatamente lo poseyó su única hija legítima, María, que en enero de 1625 se casó con su pariente Ramiro Núñez de Guzmán, Marqués del Toral, tomando desde entonces la pareja el título de Marqueses de Eliche. Desde ese momento, el Marqués de Eliche se convirtió en uno de los personajes más importantes de la Corte y, a principios del mes de julio de 1626, su mujer dio a luz una hija (Isabel) que murió poco después, apenas fue bautizada. Casi con total seguridad, el nacimiento de la nieta del Conde-Duque fue el motivo de la concesión de esta licencia de acuñación extraordinaria, que se terminó apenas dos días antes de la muerte de la misma Marquesa de Eliche, ocurrida el 30 de julio. Su viudo, Don Ramiro, Marqués de Toral, no perdió por ello el favor de su suegro, el Conde-Duque, sino que la pérdida les unió más; de hecho, fue nombrado para ocupar un puesto en el Consejero de Estado poco después. En agosto de 1626, su suegro le cedió alguno de sus importantes y bien remunerados cargos, como los de Sumiller de Corps y Gran Canciller de las Indias, además de varias ricas encomiendas de órdenes militares y le entregó la propiedad del lugar de Medina de las Torres, que el Rey había elevado a Ducado con Grandeza de España, siendo desde entonces Don Ramiro conocido como Duque de Medina de las Torres, obteniendo con todo ello unas rentas extras de más de 80.000 Ducados anuales.