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Cayón Subastas
Online Auction 23  29 January 2015
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Lot 124

Starting price: 6000 EUR
Price realized: 14 000 EUR
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MONEDAS ESPAÑOLAS MEDIEVALES

ENRIQUE IV. ¿ALFONSO DE ÁVILA?. Incierta -Plasencia/Ávila-. Enrique de la silla. Nd (H. 1469). P coronada en la parte superior de la cruz del reverso y A abajo. Anv.: ENRICVS:CVARTVS:DEI:... Rev.: ENRICVS(:)DEI:GRACIA:RES:CAS. Cy1546 cita como Palencia. 4,5 g. Alabeada. Acuñación algo floja. MBC+. Rarísima. Segundo ejemplar conocido, de distintos cuños y estilos.

En las referencias conocidas hasta la fecha de estas monedas, las pocas acuñaciones con las letras P A se citan simplemente como ejemplares acuñados en Palencia y/o ejemplares acuñados por el Príncipe Alfonso (Príncipe de Asturias). Otros han señalado que debía hacer referencia al periodo de insurrección [sic] de la princesa Isabel (ya que en 1468 se la declaró heredera al trono, Princesa de Asturias). Pero entendemos que pensar en una acuñación del rey, en las difíciles circunstancias que vamos a exponer, utilizando P (coronada) A para referirse a Alfonso o a Isabel... nos parece menos plausible.
Sí entendemos admisible y probable la reinterpretación de estas teorías con el siguiente argumento, tras el estudio de este estupendo y rarísimo ejemplar. Para nosotros, la moneda que rematamos es una ostentación, una magnificente exhibición, de la autoridad de Enrique IV. Es de nuevo la moneda el medio de propaganda elegido, por ser el más adecuado, para mostrar y confirmar el poder. P coronada y A pudieran, efectivamente, pertenecer a las ciudades de Plasencia y Ávila, ciudades importantes en una conjura para derrocar al rey, y por eso mismo los lugares más propicios y adecuados donde reivindicarse.
Es importante reparar en la simbología que muestra el anverso de la moneda. Si comparamos los estilos de este enrique de la silla con otras acuñaciones similares más comunes, veremos que en el caso que presentamos hay algunas peculiaridades notables: el trono es ostensiblemente más alto (símbolo de autoridad), al igual que la corona acabada con una gran cruz (símbolo de la dignidad real), también está la notable espada (símbolo de la administración de justicia) y la seriedad del cetro (símbolo de gobierno). Es decir, entendemos que lo lógico es que se acuñen monedas con el nombre de Enrique IV, no por partidarios de Alfonso ni para partidarios de herederas al trono... sino por orden real para poner de manifiesto e imponer su autoridad, la del propio rey Enrique en esos años enormemente complicados.
La simbología referida con peculiares características (trono, corona, espada y cetro) tuvo máxima relevancia en lo que es conocido como la "Farsa de Ávila" y que a continuación pasamos a explicar brevemente.
Las presiones de nobles y clérigos, ya mencionadas en el lote anterior, acaban obligando a Enrique IV, ordenanza de enero de 1465, a retirar el título de Princesa de Asturias a su hija Juana -quién lo ostentaba desde meses después de su nacimiento en 1462- para concedérselo a su hermanastro Alfonso.
Tres meses más tarde, abril de 1465, al no haber apaciguado a sus detractores por dejar sin efecto la ordenanza de enero, es depuesto, destronado, en Plasencia (P). Y el 5 de junio del mismo año, a los pies de las murallas de Ávila, se lleva a cabo la escenificación de dicha deposición y el coronamiento de Alfonso como rey de Castilla. Es lo que se conoce como la "Farsa de Ávila".
Se construyó un cadalso donde se colocó una estatua enlutada de Enrique IV con espada, cetro y corona sobre un trono de madera, escenificando la autoridad regia. Los promotores del destronamiento leyeron las acusaciones al rey, argumentos que fundamentaron el derrocamiento en Plasencia. Fue una sentencia firme de privación de sus reinos. El arzobispo de Toledo, Alonso Carrillo, fue el encargado de retirar la corona; el conde de Plasencia, Álvaro de Zúñiga, le desarmó retirándole la espada; el conde de Benavente, Rodrigo Pimentel, se encargó del cetro. En un arrebato de ira, probablemente bien calculado, el hermano del conde de Plasencia, Diego López de Zúñiga, golpeó el trono arrojando al suelo la efigie real e increpándola, al parecer, al grito de "A tierra, puto". El silencio debió ser sepulcral. La ofensa imposible de aumentar. Finalmente, la escenificación de la farsa terminó con el acceso al trono del jovencísimo hermanastro Alfonso, coronado como rey de Castilla ante la algarada de sus seguidores insurrectos.
Pocos años después, en julio de 1468, falleció repentinamente como hemos indicado en el comentario del lote previo. Enrique recuperó el reinado con cierta pleitesía, incluso por parte de su hermanastra Isabel tras lograr ésta el tratado de los Toros de Guisando (septiembre de 1468) donde se la nombraba a ella Princesa de Asturias y, por lo tanto, heredera al trono bajo condición, entre otras, de que se casara con el visto bueno del rey.
Así las cosas las posibles teorías planteadas de esta moneda son:
1) Es una pieza acuñada en el momento del nombramiento de Príncipe de Asturias a Alfonso (1465) para reivindicarle como heredero.
2) Es una pieza acuñada para reivindicar a la heredera Isabel (1468) como Princesa de Asturias tras el tratado de los Toros de Guisando.
3) Es una pieza acuñada reivindicando al rey específicamente allí donde fue depuesto, Plasencia (P coronada), y para zanjar el episodio de la farsa de Ávila (A). Acuñación con especial mención de estos serios episodios. Sería tras el fallecimiento de Alfonso (julio de 1468), e incluso tras el momento de cierto apaciguamiento general, obtenido con el tratado de los Toros de Guisando (septiembre de 1468). Tras éste, Enrique reforzó su autoridad... al menos unos meses, hasta que Isabel se casó con Fernando (octubre de 1469) contra la voluntad del rey y violando el contenido del tratado firmado en el Tiemblo.
Para nosotros, siguiendo la tercera teoría, este extraordinario ejemplar que vamos a rematar bien podría tratarse de una labra conmemorando la reinstauración de la autoridad regia de Enrique IV, su reproclamación en las rebeldes ciudades de Plasencia y Ávila, quedando éstas específicamente bajo su corona y autoridad real. De ser así, lo más probable es que se acuñara en el lapso del año que discurre entre los dos momentos de cierto apaciguamiento, julio de 1468 y octubre de 1469.

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